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¿Qué pasa con la R.A.E.?

La incorporación de términos como "papichulo" y "amigovio" ha desatado burlas y críticas en la red. ¿Tan mal está la R.A.E.?

Publicado: 2014-10-19

Antes de analizar lo que pasa con la R.A.E., necesitamos comprender lo que sucede con el lenguaje. Resulta que todas las lenguas se pueden analizar sincrónica y diacrónicamente.  

La sincronía implica invariabilidad en un momento dado. Así, por ejemplo, no es posible ahora referirnos a un cigarro con el término 'papel' porque nadie nos entendería. El léxico y la gramática es estática en este momento.

La diacronía implica variabilidad en un determinado tiempo (una década, un siglo, un milenio, etc.). Un ejemplo que siempre utilizo es un extracto del Mío Cid: "De los sos ojos tan fuertemientre llorando tornava la cabeça e estávalos catando". Como nos damos cuenta, hay palabras que han cambiado en el significante (o forma) como: 'sos', 'fuertemientre', 'tornava', 'cabeça' y 'estávalos', pero también hay otras, como 'catando' que han cambiado en el significado (concepto).

Incluso podemos remontarnos más allá en el tiempo, partir del latín y comprobaremos que pasó al latín vulgar y dio origen a todas las lenguas vinculadas con él.

Los cambios se dan por el uso, es decir, por el habla. Cuando un término es utilizado por muchas personas durante un tiempo prolongado, este pasa a ser el convencional. Por ejemplo, antes, la norma era el término 'haiga' y el uso vulgar colocó a 'haya' como convencional porque se extendió en gran parte de la población durante muchos años. Ahora, curiosamente, se está dando el fenómeno inverso (de 'haya' a 'haiga').

En otras palabras: es absolutamente normal que los términos (en significante y significado), así como las normas varíen. Todo dependerá -como ha dependido siempre- de los hablantes. La R.A.E. lo único que hace es recopilar esas tendencias.

En estricto sentido, no existe una "forma correcta" de usar una lengua, sino solo una normativa provisional y sujeta a todos los cambios imaginables. Así, siguiendo el ejemplo inicial de 'cigarro', podría ser que en unos siglos se le llame 'papel' y nadie moriría por eso (aunque claro, es muy poco probable dada la distancia fonética y semántica).

Aunque nos resulte horrible y no nos acostumbremos a los últimos cambios de la R.A.E., en general se puede decir que no está mal que incorpore términos y que, incluso, cambie la manera en que se escriben las palabras (juntas o separadas, con tilde o sin tilde) pues solo estaría reconociendo los usos mayoritarios que están indefectiblemente vinculados con la facilidad al comunicarnos.

Sin embargo, eso no significa que todo cambio sea justificado. Por ejemplo, sostengo que 'solo' sí debería tildarse cuando reemplaza a 'solamente', pues evitaría confusiones. Pero el posmodernismo también ha llegado a la R.A.E. a través de una mala interpretación de la Pragmática (como corriente de estudios de la Lingüística) que privilegia el discurso oral al escrito.

En conclusión: la R.A.E. no está loca. Tiene raigambre machista, teológica e incluso pseudocientífica que se evidencia en ciertos conceptos que propone, es verdad, pero la incorporación de 'papichulo' y 'amigovio' sigue una lógica diacrónica. Aunque no nos guste y nos burlemos.

¿Que se está apoderando de la RAE el pensamiento de la masa? No. No se está apoderando, la masa -como hablante- siempre ha tenido y tendrá el poder, pero, como dije, eso no impide que nos burlemos.


Escrito por

Doriss Vera

Literata y educadora


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